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Más sobre edulcorantes: la salud intestinal

Las personas tenemos la necesidad de dar al cerebro la sensación del sabor dulce, ya que es algo que aumenta el gusto por los alimentos y aumenta la cantidad de calorías ingeridas. En algunos casos se crea cierta dependencia, es por ello que los edulcorantes no nutritivos nos ayudan a paliar el hecho de la eliminación del azúcar debido a presencia de obesidad, sobrepeso y diabetes mellitus tipo 1 y/o tipo 2 principalmente.

Siempre hemos escuchado que los edulcorantes sustituyen el azúcar y sus efectos en el organismo y además contribuyen a que, al no consumir esa azúcar, las personas bajan de peso, pero no disminuyen su peso POR USAR EL EDULCORANTE, sino por NO COMER AZÚCAR.

Partiendo de esta premisa, hablamos entonces de lo que significa el sabor dulce.

El sabor dulce es identificado primeramente en la cavidad oral donde se une a receptores específicos. Además, tiene conexión con el sistema gastrointestinal e influencian el proceso de la saciedad de manera directa. En otras palabras, el sabor dulce de los alimentos influye en la saciedad a través de señales cerebrales ya que al consumir el alimento dulce se liberan neurotransmisores desde el cerebro.

Una exposición intensa de fuentes naturales genera adaptación que reduce la sensibilidad al sabor dulce, lo cual puede alterar la habilidad del cuerpo para contar calorías ingeridas a través del sabor dulce proveyendo percepción dulce sin ser nutrido adecuadamente.

Si es así, los edulcorantes que tienen 300 y hasta 1000 veces sabor dulce, pueden sesgar la regulación del apetito. Pero sigue en estudio.

Pero, ¿cuáles son los edulcorantes que se estudian actualmente para determinar efectos positivos y negativos en el organismo humano?

La sucralosa y el aspartame son asociados con disminuir el conteo de bacterias “buenas” a nivel intestinal tales como la bacteroides, lactobacilli y bifidobacteria siendo las enterobacterias negativas mas resistentes a la sucralosa y por ello no se ven afectadas por el consumo de sucralosa o aspartame.

La sacarina presenta elevados marcadores de intolerancia a la glucosa (mucho más que el azúcar común o sacarosa) y en personas quienes la consumen, la microbiota intestinal responde de tal forma que se asemeja al intestino de una persona con diabetes mellitus tipo 2.

La Stevia también se ha asociado a un impacto negativo a nivel de la microbiota intestinal y su uso prolongado no mantiene la perdida de peso en el tiempo.

Como conclusión, se deben realizar mas estudios que nos ayuden a saber más sobre la funcionalidad de la Stevia y otros edulcorantes para la salud.

Por los momentos se sabe que son indicados para lograr ciertos objetivos, pero no los recomiendo a largo plazo ya que es cuando se pueden observar los cambios en la microbiota intestinal y a partir de ahí evitar enfermedades metabólicas.

Artículo escrito por Valentina Velasco

Fuentes: Nutrients 2014

               Springer Science 2018

               Journal of Obesity & Metabolic Syndrome 2020