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Alimentación Intuitiva: ampliando información

            La prevalencia del sobrepeso y  obesidad a nivel mundial es alta y continúa en aumento. Desde 1975  hasta el 2014  se elevó del 3,2% al 10,8% en hombres  y 6,4% al 14,9% en mujeres, mientras  actualmente más de 2.100 millones de personas o casi el 30% de la población presentan problemas de exceso de peso, siendo uno de las cinco principales factores de riesgo de muerte.  Por ello su prevención además de tratamiento se considera las principales estrategias para reducir la mortalidad hacia 2040 y el control    de esta epidemia es una prioridad en salud pública debido a sus múltiples consecuencias.

Asimismo, la obesidad se cataloga como un estado inflamatorio de bajo grado ocasionado por el incremento de grasa corporal y el desbalance entre los factores reguladores del consumo de alimentos y el gasto de energía.

Existen variados enfoques en la terapéutica de la obesidad incluyendo los aspectos médicos, nutricionales y quirúrgicos, más sin embargo,  aun cuando han logrado  la pérdida de peso, el mantenimiento del mismo no resulta tarea sencilla, seguramente por la ausencia de cambios de conducta y de patrones de pensamiento.  

Muchos beneficios se han obtenido con métodos nutricionales y planes de alimentación por lo menos de manera temporal. La continuidad de los mismos requiere cambios en la manera de pensar para evitar  la frustración al no alcanzar los objetivos planteados con el posterior abandono y recuperación del peso, conllevando  la mayoría de las veces  a probar dietas mágicas todavía más riesgosas para la salud porque inciden negativamente en el proceso inflamatorio crónico de base, con implicaciones a nivel de todos órganos y sistemas del cuerpo.

Aunado a ello, la búsqueda de una manera rápida de adelgazar no permite a las personas internalizar los daños ni modificar conductas alimentarias, generando una especie de circulo vicioso donde se alternan períodos de hambre con el consumo de grandes cantidades de comida, elevando el malestar y los riesgos.

Al contrario del pensamiento generalizado, el incremento ponderal  no es solo una cuestión de falta de voluntad. Se han identificado en personas obesas alteraciones en los neurotransmisores, señales bioquímicas encargadas de regular el  apetito.  De esta manera, se reduce una efectiva comunicación entre el sistema digestivo, el tejido adiposo o graso y el cerebro por lo cual es difícil diferenciar de manera natural la aparición del hambre de la sensación de saciedad.

Con el objetivo de contribuir con el descenso del sobrepeso, en 1995 se crea el término de “alimentación intuitiva” (AI), cuyo propósito es aprender a identificar cuando comer y cuando dejar de hacerlo mediante algunas técnicas psicológicas. No obstante, la AI no establece entre sus metas alcanzar un peso adecuado a pesar de favorecer en ciertos casos una disminución del mismo. Es un tipo de alimentación que tiende a mantener el peso corporal al menos en 18 meses según estudios, pero en casos de sobrepeso y obesidad de mujeres caucásicas se ha podido ver según estudios que no representa un efecto de pérdida de peso.

Hasta los momentos, la AI se asocia principalmente con indicadores de bienestar incluyendo mejor imagen corporal y menor nivel de depresión particularmente en mujeres. Pero dada la gravedad de la obesidad y su carácter inflamatorio causante de daño progresivo a mediano y largo plazo donde figuran como más comunes la resistencia a la insulina, diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular y mayor riesgo de infarto al miocardio, enfermedad cerebro vascular, cáncer de mama y colon, depresión, osteoporosis y Covid 19, entre otras, requiere de una intervención nutricional individualizada y personalizada para aprender a identificar los alimentos saludables, las cantidades requeridas según cada caso y las preparaciones más favorables.

Ciertamente  el exceso de peso se ha estigmatizado durante muchos años con el rechazo hacia cuerpos voluptuosos, promoviendo la delgadez como sinónimo de belleza, imagen difícil de alcanzar y de mantener creando más ansiedad y en este aspecto la AI puede contribuir con una buena percepción de la imagen corporal. Pero nunca debe suplantar el tratamiento médico ni nutricional de la obesidad sino trabajar en conjunto con el equipo multidisciplinario para tratar este problema de salud.

De hecho, desde el punto de vista científico se ha estudiado las implicaciones psicológicas del exceso de peso en el inadecuado manejo de las emociones tanto en la infancia y en otros momento de la vida, relacionándolos con la ansiedad, baja autoestima, miedos, poca confianza en si mismo, preocupaciones y problemas importantes en el ambiente familiar, creando una serie de estrategias para prevenir estos sentimientos.  

Con este fin, el nutricionista clínico cuenta con la preparación profesional y la experiencia para evaluar los pacientes que presentan obesidad y sobrepeso, incluyendo los aspectos emocionales conjuntamente con las recomendaciones del peso favorable para cada persona según sus necesidades y los factores de riesgo presentes, haciendo énfasis en la importancia de ser sanos más allá de la parte estética.

Todo ello forma parte de la educación nutricional sobre los mejores proteínas, carbohidratos y grasas tanto cuando se come en casa como fuera de ella, ayudando a cada quien a tomar el control de su alimentación de manera agradable.

A manera de conclusión, es insustituible el tratamiento nutricional de la obesidad, de la Diabetes Mellitus, o enfermedades cardiovasculares y renales, del cáncer y otras alteraciones y constituye el camino correcto.

La AI y otras herramientas aplicadas y asesoradas por profesionales expertos pueden ayudar al cumplimiento de mismo, disfrutando el trayecto de lograr y mantener un buen estado de salud.

Escríbeme para mayor información a infonutricion@valenvelasco.com.ar

Artículo realizado por:

Valentina Velasco (fundadora www.valenvelasco.com)

Elsy Oraá (coordinadora y profesora de Post Grado Nutrición Clínica, UCV)

Fuentes:

Talukdar D, Seenivasan S, Cameron AJ, Sacks G (2020) The association between national income and adult obesity prevalence: Empirical insights into temporal patterns and moderators of the association using 40 years of data across 147 countries.

Public Health Nutrition. Australia 2012

Springer psychological issues 2016