El estreñimiento crónico (EC) es uno de los problemas más frecuentes en la sociedad. Se conoce que 3 billones de personas anualmente visitan la consulta médica debido a este problema en los Estados Unidos. Con este número podemos inferir que muchas personas lo padecen y resulta preocupante, ya que el estreñimiento se define como la reducción de la frecuencia en la defecación basado en el esfuerzo. Puede clasificarse en:
- Síndrome de intestino irritable versión estreñimiento (estreñimiento funcional)
- Tránsito lento
- Desorden de defecación funcional con tránsito normal (la más común de todas las subformas de EC.
Muchas de las terapias propuestas para combatir el EC no funcionan al 100% en algunos casos. Una de las terapias que ha venido tomando importancia es el uso de probióticos prebióticos y simbióticos y esto viene a ser parte de la INMUNONUTRICIÓN.
Lo que hasta ahora se conoce sobre el EC, es que existe una disrupción o inadecuado funcionamiento de la señalización sensorial entre el eje cerebro-intestino, debido a la alteración crónica de la microbiota intestinal o flora bacteriana intestinal normal.
Es así como la nutrición influye no solo por los alimentos recomendados en la dieta diaria, sino también en la suplementación de esta dieta con inmunonutrientes que van a mejorar a estabilizar la microbiota y la inmunidad del individuo.
Inicialmente, tenemos los PROBIÓTICOS que son microorganismos vivos que, al ser ingeridos en cantidad adecuada, contribuyen al equilibrio de la flora bacteriana intestinal. Facilitan la digestión y frenan la producción de bacterias productoras de toxinas. Ejemplos de estos son: Lactobacillus, Bifidobacterium y todos sus subtipos, donde podemos ver que los mas comunes son L. reuteri, L. acidophillus, L. casei, Streptococcus termophilus (el cual se utiliza para la fermentación del yogurt), y muchos otros.
Los podemos conseguir en el yogurt y lácteos fermentados como kéfir, tempeh, kumis, leben y skyr.
Pero… ¿Cómo actúan los Lactobacillus y Bifidobacterias?
Produciendo sustancias que influyen directamente sobre las bacterias dañinas, compitiendo para eliminarlas de las paredes del intestino para implantarse y posteriormente multiplicarse.
Se genera así una lucha entre las bacterias beneficiosas y las no beneficiosas para lograr estabilizar la flora bacteriana intestinal con el objetivo de conseguir el orden y una mejor comunicación entre el cerebro y el intestino, de manera que el cerebro consienta que se encuentra en un mejor ambiente y se envíen las señales correspondientes en todo el organismo indicando que el proceso aberrado ha terminado o ha mejorado.
- Mejoran la digestión a alimentos como la leche, que inclusive en pacientes de la tercera edad donde las enzimas que metabolizan la leche se ven disminuidas.
- Mejoran la actividad inmunitaria moduladora y disminuye y previene la alergia a ciertos alimentos o inclusive polvo y otros alergenos.
- Actividad antitumoral: evita que se desarrollen sustancias tumorales
Los PREBIÓTICOS (estos con E ?) son la FIBRA que aportan ciertos alimentos como el lino molido, psyllium, inulina, fructooligosacáridos (FOS), fructanos y galactooligosacáridos.
Son elementos NO digeribles por el humano pero que representan alimento para los PROBIÓTICOS o bacterias colónicas beneficiosas, lo cual ayuda a estabilizar la flora bacteriana. Además, en cantidades adecuadas que va a depender de la dieta diaria, aumentan el volumen o peso de las heces haciendo que se produzca el movimiento peristáltico y promueve la evacuación sin esfuerzo.
Otro GRAN beneficio que poseen es que disminuyen el riesgo de obesidad, especialmente la relacionada a diabetes tipo 2, reducción de aterosclerosis (cuando las grasas se adhieren a las paredes arteriales formando el ateroma que no es más que grasa sedimentada y dura), disminución de riesgo de dislipidemia o alteración de los triglicéridos y colesterol, y reducen considerablemente la incidencia de cáncer de colon.
¿Dónde conseguirlos?
Fructanos: cereales como el trigo, cebada y centeno.
Inulina y FOS: alcachofa, achicoria, banana, trigo, avena, cebolla, puerro, ajo, y muchos más.
Ahora, los SIMBIÓTICOS, son alimentos que en su composición incluyen ambos: probióticos y prebióticos promoviendo la salud intestinal y reduciendo la inflamación de la mucosa intestinal.
Los podemos conseguir en:
Yogurt
Miso
Kefir
Aceitunas
Chucrut (ensalada de origen alemán, compuesta por hojas de repollo fermentadas en bacterias productoras de ácido láctico o Lactobacillus)
Como conclusión podemos observar que, según diferentes estudios, los probióticos mejoran el transito intestinal, aumentan la frecuencia de la defecación sin esfuerzo y consistencia de las heces.
Lo importante es determinar el tipo de especie de probióticos, dosis y duración del uso de los mismos para conseguir una mejoría clara y CLAVE en la disminución de la inflamación intestinal a través del equilibrio de la microbiota.
Si padeces de estreñimiento y necesitas más información para cambiar tus hábitos nutricinoales, escríbeme a infonutricion@valenvelasco.com.ar para iniciar tu proceso!
Artículo escrito por Valentina Velasco.
Fuentes: Nutrición – ámbito farmacéutico. Lcda. María Rosas. 2020
Przeglad Gastroenterologiczny – Pomeranian Medical University – Poland 2020
American Society for Nutrition 2014.